He viajado al sur en pocas ocasiones. Hace dos semanas, por asuntos de trabajo para un reportaje, dirigí mis curiosos pasos hacía allá. Una de las cosas que más llamó mi atención durante el viaje fueron las mariposas. Cientos de ellas en el camino, sobrevolaban de un lado a otro. Empecé a notar su presencia kilómetros antes de llegar a Azua. Mariposas, pensé, un buen presagio.
Mi destino era Barahona. Llegue al municipio de Cabral cerca de las 10:00 de la mañana. Hable con doña Catalina un buen rato, quien amablemente dejo sus deberes en la casa curial para ofrecerme unos minutos de su tiempo. Catalina es catequista y tiene 17 años viviendo en el municipio vecino de El Peñón, lugar objetivo de mi reportaje.
Catalina me habla de sus preocupaciones. Cada vez que llueve El Peñón se inunda. La laguna Rincón, compartida por Cabral y El Peñón, es a la vez fuente de vida y de desgracia. A través de los años, y debido a la erosión, su fondo se ha sedimentado. Por eso su capacidad de almacenaje es menor y la cantidad de agua que recibe durante la temporada ciclónica sobrepasa su capacidad. El resultado: El Peñón se convierte en una pequeña Venecia. MAS
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