Un informe de Unicef (2009), basado en encuestas realizadas 16 países latinoamericanos, revela que hasta el 80% de los adultos considera natural recurrir al castigo físico para imponer disciplina a los niños.
Pero esta realidad no sólo ocurre en América Latina. Según el Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños, los castigos físicos a los menores ocurren en todos los países y afecta a todos los grupos sociales del mundo.
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Robert Larzelere, profesor de la Universidad de Oklahoma y doctor en Desarrollo humano y estudios de familia por la Universidad de Pennsylvania, le dijo a BBC Mundo que los abusos "no se pueden justificar absolutamente en ningún caso".
Sin embargo, según una investigación en la que compara los efectos en los niños del castigo físico y de otras tácticas alternativas de disciplina, Larzelere concluye que castigar a los niños no afecta su desarrollo, siempre en cuando se trate de técnicas disciplinarias muy leves, como una palmada suave en la nalga.
También señala que el castigo físico nunca debe ser la primera opción para disciplinar a los niños, pero asegura que un par de nalgadas pueden ser muy efectivas en menores de dos a seis años que responden de forma desafiante a castigos más leves.
¿Usted qué opina?
¿Cree que hay ocasiones en las que una nalgada pueda justificarse?
¿Piensa que es correcto decir que el castigo físico se aplica por el bien de los hijos?
¿O considera que se trata de maltrato infantil?
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