Con su afirmación de que la campaña en pro del 4% del PIB para la educación es una “campaña falsa”, el presidente Fernández quiso encarar en la mejor forma posible el diluvio que significa la exigencia y sus consecuencias, activado por la política y por sus oponentes.
Fernández evitó decir que la campaña por el 4% del PIB es política porque ese argumento, que hubiese sido razonable en el caso, ya ha sido bastante utilizado en anteriores ocasiones en que los opositores, como ahora, han querido cercar a su régimen.
Otra cosa es que la mayoría de las organizaciones relacionadas con la educación y de sectores políticos y de la sociedad civil entre los cuales se cuentan partidarios del régimen actual, consideran que debió consagrarse un presupuesto mayor para educación.
En la presentación improvisada en una reunión de empresarios en Santiago, el presidente Fernández coincidió con los que reclaman mayor aumento presupuestal para la educación, pero cree que, aparte de la falta de recursos, el asunto es más que de dinero.
Los estrategas del Presidente estiman que no se trata simplemente de un 4% del PIB sino de un 16% del presupuesto nacional lo que impediría que se emprendan muchos programas ya que el país tiene que cumplir con los compromisos de la deuda externa.
En un artículo publicado el domingo pasado en Hoy por el técnico Nelson Suárez, se señala que los gobiernos han olvidado la creación del Fondo Nacional para el Fomento de la Educación. Ese Fondo, derivado de la Ley Orgánica 66-97, procuraba garantizar un financiamiento presupuestario suficiente para solucionar las necesidades.
En la coincidencia en pro de un mayor presupuesto, tienen una cancha muy amplia los que hacen la demanda, que han diseñado una divisa atractiva, simple y de aparente resistencia a largo plazo, simbolizada por una sombrilla amarilla con el 4%.
Por otro lado, un sector de los oponentes al régimen de Fernández, en las calidades de expertos en lenguaje denunció que los textos han sido cambiados, perjudicando particularmente la enseñanza de la lengua castellana, una materia básica, lo que ha agudizado la polémica.
Al Ministerio de Educación pudo faltarle una campaña de información pública para que los maestros, los padres de familia y todos los interesados recibieran informaciones a tiempo sobre los cambios que se están produciendo y el uso de los textos integrados. En todo caso, las realizaciones de esa cartera no se divulgan mucho. listin diario mas
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